Según un informe de Statista, se espera que para 2025, más de 30 mil millones de dispositivos IoT estén en funcionamiento en todo el mundo. Este aumento en la cantidad de dispositivos conectados también aumenta la superficie de ataque para los ciberdelincuentes. Los expertos en ciberseguridad han advertido sobre la posibilidad de que los dispositivos IoT sean infiltrados y utilizados como puertas de entrada a redes más amplias.
El Internet de las Cosas emerge como una tecnología revolucionaria que conecta objetos cotidianos usando las redes wireless, 5G y logrando su conexión con internet, permitiéndoles intercambiar información y funcionar de manera autónoma. A medida que el IoT/OT continúa expandiéndose y transformando diversos sectores, desde la industria hasta los hogares, también plantea un desafío crítico para la ciberseguridad. La interconexión masiva de dispositivos abre un amplio espectro de vulnerabilidades que los ciberdelincuentes pueden explotar, lo que exige soluciones avanzadas para proteger la privacidad, la integridad y la confidencialidad de los datos.
Las personas interactúan con estos dispositivos a diario, siendo los relojes inteligentes o los asistentes de voz algunos de los aparatos más utilizados. Pero en una dimensión más amplía interactúan inconscientemente
con estas herramientas a diario en ciudades que, por ejemplo, monitorean la seguridad por medio de cámaras de reconocimiento facial o han automatizado su red de iluminación pública para generar eficiencias en el consumo, cada día se tienen más artículos conectados a la red.
Pablo Sosa, Gerente Regional del grupo A3Sec empresa especializada en ciberseguridad a nivel global, comenta que “las vulnerabilidades inherentes al IoT plantean desafíos únicos para la ciberseguridad. Muchos dispositivos IoT carecen de medidas de seguridad sólidas debido a su diseño y limitaciones de recursos. La capacidad limitada de procesamiento y almacenamiento a menudo impide la implementación de soluciones de seguridad robustas. Además, el ciclo de vida prolongado de los dispositivos IoT, que a menudo se mantienen en funcionamiento durante años, aumenta el riesgo de que las vulnerabilidades persistan sin ser solventadas.”