Lewis Hamilton se proclamó bicampeón del mundo de Fórmula 1 tras conquistar la victoria en el último Gran Premio de la temporada, el de Abu Dabi, que valía doble, pero en el que no dio opción alguna a Nico Rosberg.
El undécimo entorchado de esta temporada, en una carrera dominada de principio a fin, le incrusta entre el selecto grupo de los bicampeones del mundo compuesto por Alberto Ascari (Italia), Jim Clark (Gran Bretaña), Graham Hill (Gran Bretaña), Emerson Fittipaldi (Brasil), Mika Hakkinen (Finlandia) y Fernando Alonso.
Las opciones de Rosberg eran escuálidas visto que no había oposición al posible doblete, y necesitaba alguien restando puntos a Lewis, y que incluso los Red Bull salían sancionados en las últimas posiciones. Las que le quedaban se esfumaron en los diez primeros metros de la carrera. No salió bien, sus ruedas patinaron brevemente y Hamilton le fulminó por la izquierda antes de doblar la primera curva. Desde ese momento hasta completar las 55 vueltas, el inglés no soltó el liderato excepto en los irremediables ‘pit stops’.
Extrañó que Rosberg no intentara estirar su primera detención en la primera parada para tratar de jugar otra estrategia. Al volver seguía segundo a dos segundos, sin poder estar siquiera a tiro de DRS para intentar un asalto al liderato.
«No me lo puedo creer, gracias, soy campeón del mundo», gritó por la radio. «Eres una leyenda, gracias», le dijo por la radio el mismísimo príncipe Harry, presente en Abu Dabi e improvisado ingeniero de pista en plena celebración. Hamilton paseó la bandera británica por el trazado y la ondeó tras bajarse del coche antes de abrazarse a su familia, besar a su novia a través del casco, así como a su madre y el resto del equipo.